El otoño fue templado con temperaturas suaves y escasa pluviometría, y ahora el riguroso frío ayuda al estado latente y de hibernación en el que las plantas se encuentran, aunque nos está retrasando en las labores de poda en seco (poda de invierno).
La cuantiosa nevada nos ha dejado unas imágenes preciosas de campos y viñedos completamente cubiertos por un manto blanco. Esta nieve, que se fundirá lentamente, mejorará la situación de sequía que llevamos sufriendo desde hace meses.
Por un lado, la caída de agua en estado sólido bajo ciertas condiciones sin duda favorece al campo, y con ello a la viña. Por otro, la necesidad, la esperanza, que el tan mal pasado año 2020 se disipe borrando su amargo recuerdo y que este recién llegado 2021 sea el principio de un fin que esperemos esté a la vuelta de la esquina, que sea como señala el dicho: año de nieves, año de bienes.